viernes, 11 de diciembre de 2009

13- El primer tren chino y Haerbin




El vagon resulta ser algo parecido a la tercera clase rusa. En este caso las literas se superponen de 3 en 3 y los banos, de estilo turco, estan bastante mas sucios. En este punto, mi guia de viaje tiene razon, es mejor encender un cigarrillo antes de entrar.

Mis companeros de viaje me observan, algo sorprendidos, hasta que Steven (no recuerdo su nombre chino) rompe el hielo, preguntandome de donde soy. Resulta dificil hacerle comprender que soy espanol y dejo que se quede con la idea de que soy ingles. Con mi mapa mundi, le cuento mi viaje, que luego traduce a los demas. Del mapa les llama la atencion un detalle, Taiwan no esta incluido en el territorio chino, por lo que me veo obligado a explicarles que la guia es americana, esquivando asi esta delicada cuestion. Los otros companeros son todos jovenes y simpaticos, y pasamos las primeras horas charlando y bromeando. Se divierten ensenandome a pronunciar en el tono adecuado los numeros del 1 al 10. A las 22h, apagon general y todo el mundo a dormir.

10 de diciembre, 7 de la manana, ciudad de Harbin, temperatura no indicada pero mucho mas soportable, calculo unos 8 grados bajo cero. Steven Wentau me ofrece su ayuda para encontrar un hotel, a lo que acepto sin desconfiar. En el ajetreo matutino, olvido mi bolsa de comida incluyendo mi gorro y bufanda, y saltamos rapidamente en un taxi rumbo al hostal internacional. Por la ventana, avenidas amplias y torres modernas muy elevadas. Esta vez no es una ilusion, Haerbin tiene unos 5 millones de habitantes. El taxi cuesta 17 yuanes (1.7 euros) y de nuevo me quedo sorprendido cuando Steven saca su cartera. Insisto en pagar, pero se niega y decido pagarle al menos el taxi de vuelta. Entramos en la recepcion y Steven acuerda los detalles de mi alojamiento, una noche en habitacion individual por 30 yuanes. Me vuelvo a quedar atonito cuando mi ayudante paga mi habitacion y se despide rapidamente. Le agradezco de nuevo su amabilidad, me responde que no es nada y se marcha sonriente. Ya tendremos tiempo de comprenderlo....

Tras dormir de nuevo unas horas y recuperar un olor aceptable, me subo al autobus 11 y me vuelvo al centro. Un plato de arroz,un te y a pasear. Esta vez sonrio descaradamente, la gente me mira y me sonrie a su vez o incluso me saluda, mostrandome dos dedos de su mano. Sigo siendo el ulitmo extranjero en el panorama y probablemente seguira asi hasta la capital.

Cruzo unas inmensas galerias subterraneas, repletas de tiendas de ropa y maletas, escucho por primera vez el sonido de una persona rasgando su garganta para expulsar fluidos, y encuentro la salida correcta para caminar hacia el barrio ruso. Zhongyang Dajie es una calle peatonal de arquitectura rusa. Edificios del siglo XIX con cupulas y algunos frontones decorativos contrastan de nuevo con los luminosos paneles chinos. Al final de la calle, un monumento y el amplio rio Songhua. Completamente congelado, ofrece diversion para todos los gustos; carros tirados por caballos sobre el mismo hielo, trineos monoplaza arrastrados por pastores alemanes y un area dedicada al patinaje. Me lo pienso un poco y al final me alquilo por 20Y una silla con base de hierro cuadrada y algo cortante, y dos finas barras metalicas y puntiagudas con las que desplazarse a modo de remo. El invento resulta muy divertido y lo aprovecho hasta que mis brazos me abandonan. Hay que recuperar fuerzas de nuevo.

En un puesto, un joven de tez morena que vende pinchos de carne me saluda en arabe Salaam Aleikum. Mientras asa la carne, me explica que es del Xinjiang, la provincia situada al extremo oeste del pais, poblada por una etnia musulmana de la cual se hablo recientemente en Europa por un importante conflicto con los Han (etnia mayoritaria del pais, 92%), se trata de la etnia Uigur. Habia escuchado que su comida es picante pero muy rica y los pinchos estaban sin duda a la altura de su reputacion.

Mi ultima mision es comprar el siguiente billete de tren, esta vez con destino a Pekin, situada ya tan solo a 1200km. No tengo a nadie que me ayude a ello, pero confio en mi librito y en algo de suerte para conseguirlo. Al final, lo logro, aunque no sin esfuerzo. La sala de compra de billetes de la estacion es un inmenso rectangulo al que se llega por escaleras mecanicas. Para acceder a ellas, el equipaje debe antes pasar por unas cintas correderas y por el control policial. Arriba en el hall, unas 12 taquillas trabajando a destajo, a velocidades de 2 o 3 billetes por minuto. En cada cola, la espera media es de 35 minutos por persona. Si hacemos un calculo aproximado, veremos que hay unas 110 personas por cola, sumando en total unas 1300 personas esperando para comprar su billete. Habria que anadir a esa cifra las personas que deambulan por alli, los que revenden billetes, los que esperan su tren, los que acaban de bajar y unos pocos mas cuya ocupacion no comprendia muy bien. Esto si que es China. Encima de las taquillas, un gigantesco panel digital actualizado minuto a minuto, senala el numero de plazas aun disponibles por tren en un plazo de 3 dias. Debajo, las taquilleras trabajan como automatas, concentradas y serenas.

Aguanto unos minutos en una cola y al ver a lo lejos un cartel que indica un cybercafe, decido preparar un poco mejor mi jugada. Encuentro los codigos de los trenes que convienen, los apunto y me preparo un pequeno lexico. En mi libreta, escribo en grando el codigo del tren y la fecha de hoy: K266 11/12. Solo me queda indicarle el numero de billetes y la clase deseada. De nuevo la cola, y la vendedora me entiende sin problemas, excepto que no hay billetes en segunda y debo viajar en primera. He pagado 440Y pero la estrategia ha funcionado, a partir de hoy ya puedo viajar solo por este pais.

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