jueves, 18 de febrero de 2010

19- Noche vieja china

21'20h, 13 de febrero, día en que este año se celebra la noche vieja local. Norte de China, ciudad de Shenyang, para variar 8 millones de habitantes, -10 grados de temperatura, niebla y calles vacías.

Ráfagas de petardos resuenan aquí y allá a modo de batalla campal. De vez en cuando, alguna palmera de pólvora se asoma en el cielo, tras los edificios de la nueva era. Al bajar de nuevo la mirada, se observan las ventanas de los hogares adornadas cada una de un gran farol rojo. Más abajo, no hay ni un gato por las calles. Sólo los puestos de venta de petardos y los valientes vendedores, cubiertos de ropas hasta el cogote, resistiendo nadie sabe como los caprichos de un invierno que parece no terminar nunca.

En cada hogar, una familia, de las reducidas. Mamá, papá y su hijo o hija, generalmente no hay más de uno. A veces, algún invitado de un país extranjero recibe gran parte de la atención, mientras mira y escucha con una mezcla de curiosidad y timidez. Al entrar mama le da la bienvenida y le ofrece un calzado cómodo para estar por casa. Pero su gran extremidad de nadador occidental a penas cabe en el delicado zapato. ¿Qué mejor que esa escena para romper el hielo? Mientras tanto, papa está preparando la cena pero se acerca a saludar de forma simpática y vuelve "a sus ovejas".

El apartamento es pequeño y acogedor. No hay absolutamente ningún indicio de abundancia pero tampoco falta de nada. Hay un dormitorio doble amplio, al lado de la puerta, un pequeño espacio delimitado por armarios y biombos a modo de cuarto de invitados. En el salón hay un sofá, una mesita y un mueble para el televisor Samsung de plasma y tropecientas pulgadas. A la derecha, un ordenador con internet, que tanto mamá como papá saben utilizar a sus 50 y pico años. En la cocina, un solo hornillo de gas para varias sartenes, además de un fregadero, unos armarios, unos botes de especias, etc. En el baño, por suerte, el inodoro es de tipo sentado. El tamaño es algo más reducido que de costumbre, tanto de alto como de ancho, y el anillo está recubierto de una tela rosa que evita congelarse el trasero en invierno. La ducha esta justo al lado, integrada en el cuarto de baño, como es la costumbre por este rincón del mundo. En el techo, sobre el pomo, hay 4 lámparas potentes, que iluminan pero sobre todo calientan y secan eficazmente el cuerpo aún mojado.

Mamá ya ha colocado al invitado sobre el sofá. En la tele, los Martes y trece de turno desatan las carcajadas de cientos de millones de personas, en la gala televisiva de año nuevo. Los ordenadores, billetes de cualquier tipo y carteles marcan el mes de febrero del año 2010, pero la verdadera noche vieja es hoy. Sobre la mesa del salón, cestas rellenas de pipas de girasol, de calabaza y de melón así como unos dulces parecidos al turrón, nueces y almendras. En la ventana, por supuesto, el farolillo rojo tradicional....

Papá ha terminado de preparar la cena; "Chi fan le!" (¡A comer!). La mesa decorada con platos de todo tipo. Son casi las once y hay que tragarse la primera tanda de comida. Porque tras respirar un poco y hacer espacio en el estómago, empieza la segunda. Un poco antes de la medianoche según la tradición, se comen los jiaozi (dumplings), unos grandes raviolis rellenos de carne y verdura, cocinados al vapor. Menos mal que papá no bebe baijiu, el famoso licor de arroz. De no ser así, el pobre invitado estaría ya arrastrándose por el suelo, después de haber bebido una pila de chupitos de trago, al brindis de gān bēi (http://www.davidborras.net/2009/11/08/%E5%B9%B2%E6%9D%AF-ga%CC%84n-be%CC%84i-el-brindis-chino/). Dicho alcohol, de graduación desconocida, es muy apreciado por la población local, y sería descortés no corresponder.

Mamá nos invita a ver los fuegos artificiales desde su habitación. ¿También hay fuegos en tu país? Y arranca otra conversación, no sin intérprete, sobre las diferencias y semejanzas entre un país y otro. Desde mi experiencia, creo que nos parecemos más de lo que nos distinguimos....Excepto que, cuando miramos el reloj, son ya las doce pasadas. El momento de las uvas no existe, ni tampoco parece importante esa frontera entre un segundo y otro. En esta casa año nuevo es un estado de ánimo, una familia reunida después de 5 meses, una cena, unos colores, unos sonidos y una puerta por la que asoma cada año un animal diferente.

Se hacen las dos de la mañana y shushu (papá) tiene que madrugar para ir al trabajo, En teoría esta ya jubilado, pero eligió seguir echando horas como vigilante y se levanta a las 6h. Así que como dice un buen amigo mío en el mejor de los tonos posibles, ¡todo el mundo a su puta cama!
Y por supuesto, ¡Feliz año del tigre! Xin nian kuai le!