viernes, 4 de diciembre de 2009

7- Novossibirsk
































4 de diciembre, 8'50 de la manana, temperatura -5 grados. Una capa de nieve recubre la ciudad, mientras siguen cayendo copos finos constantemente. 3335 km recorridos desde Moscu, segun el mapa estamos a medio camino de Pekin.

Con sus 1.5 millones de habitantes, Novossibirsk es la ciudad mas poblada de Siberia. Fundada a finales del siglo XIX, es una ciudad joven, que tomo verdadera importancia cuando se inauguro la via ferrea Turkestan-Siberia, conectandola con Astana -la capital de Kazaghstan-, via los montes Altai, en aproximadamente un dia.

En apariencia es una ciudad moderna, con algunos rascacielos y varios edificios constructivistas. Desde la avenida Magistral se vislumbra, imponente, el edificio de la opera y ballet con su apabullante cupula plateada. El edificio esta presidido por una gran estatua de Lenin, segundado por algunos obreros y campesinos.

Por la calle, a pesar del trafico y de los peatones, se escucha un extrano silencio. Los coches, bien por la capa de nieve, bien por el enfriamiento de los motores, emiten un sonido a penas perceptible. Esta insolitad quietud me permite disfrutar de la nieve virgen crugiendo bajo mis botas. Tengo las orejas congeladas, me esta nevando en la cara y sin embargo, seguiria caminando horas, saboreando esta agradable sensacion.

Las personas parecen estar todas sintonizadas con este ritmo relajado y al preguntarles por algo, responden de forma simpatica. En cuanto a sus ropas, predominan los largos abrigos de piel en las mujeres y un gorro de piel -a veces de tamano desproporcionado- en ambos sexos. Mi pobre gorra importada desde Valencia cumple su funcion protectora, pero me condena a ser detectado a leguas. Aunque de momento ello no me ha supuesto ningun problema.

Habia leido en el libro que me regalaron los ninos de la guerra que lo mas interesante de esta ciudad es el museo estatal de arte y me propuse ir a visitarlo. El autor recomendaba la sala dedicada al artista y viajero Nicolai Roerich y efectivamente su trabajo no decepciona, mas bien al contrario. Sus cuadro muestran paisajes montanosos de Rusia y del Himalaya. La simplicidad del estilo y la tecnica encajan perfectamente con el latido mistico de la ciudad.

Mi unica mision del dia consiste en econtrar un supermercado y hacer acopio de provisiones para mi siguiente viaje en tren, donde encadenare 36 horas seguidas hasta asomarme al lago mas profundo del mundo. Mientras tanto, la aventura en un supermercado puede ser muy divertida , y algo provechosa si se lleva consigo un diccionario. Opto por pan, queso, embutidos desconocidos, sopas de fideos chinos y algo de chocolate. Lo demas, si es que es necesario, lo encontrare en las sucesivas paradas del trayecto.

Despues de comer moderadamente en un restaurante local, me dedico de nuevo a perderme por las calles de la ciudad. Atravieso parques de aire claramente navideno, descubro algunas casas tradicionales que fotografio, hasta que por casualidad me encuentro con la oficina de correos. Es una buena oportunidad para mandar alguna postal navidena, pero me explican que el coste del envio a Espana es 25 veces el de la postal. Concluyo que no es un gasto razonable y salgo.

Ya esta anocheciendo, pero la ciudad no invita a refugiarse. La nieve, reflejando la luz de las farolas, ilumina todas las calles y estando bien tapado, el camino hasta la estacion de tren se hace mas que corto. Es la estacion mas grande de Siberia, y ademas de bonita, propone un museo de la locomocion. Investigando aqui y alla, descubro que hay un servicio de duchas a precio modico y aprovecho para resucitar. Las horas pasan muy rapidamente y el momento de partir se acerca, proxima parada, el lago Baikal.

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