miércoles, 25 de noviembre de 2009

1- San Petersburgo






Peter, 20 de noviembre, temperatura: por suerte 8 grados (podria ser mucho peor).

Ciudad zarista y maritima, ventana entre Europa y Rusia, fue la capital del pais durante mas de dos siglos.

En las aguas de su rio, la Nieva, todavia reposa el acorazado Aurora, convertido en uno de los simbolos de la revolucion de octubre por haberla anunciado con su canyon y por su funcion estrategica de controlar el palacio de invierno....

Un paseo por la Nevsky Prospekt, avenida ineludible de la ciudad, donde la gente, las ropas, los estilos y la forma de caminar van cambiando a medida que pasan las horas del dia...tal y como contaba Gogol hace 170 anyos.
Un mosaico indescriptible de rostros, miradas, y de vez en cuando alguna sonrisa femenina ocupan los pensamientos del recien llegado. Una bofetada al triste bagaje de ideas prefabricadas que viajaban conmigo y que han quedado en una pagina en blanco, a punto de reescribirse.

La magnitud de los edificios y sobre todo las proporciones espaciales resultan vertiginosas. San Petersburgo es una ciudad ambiciosa y fue construida para no tener nada que envidiar a los Paris, Londres o Roma. Peter tambien es la ciudad de la cultura, de las oportunidades, el suenyo de muchos jovenes de las provincias. Los que han conseguido llegar hasta aqui, no se iran en anyos, decadas o en toda su vida....Es el caso de Regina y Denis recepcionistas de hostel, del comerciante afgano, de los dos albaniles moldavos y de muchos otros.

Los primeras sensaciones son dificiles de desmenuzar, respirar profundamente el aire frio de la calle, subirse la bufanda para cubrir nariz y orejas, y resistir hasta un te caliente en un Cafe. Pilas cargadas y a la calle de nuevo, el cielo grisaceo y poco luminoso, el ruido granermanesco de los coches de policia, el cuello que empieza a doler de tanto mirar hacia arriba mientras abajo, los coches circulan a gran velocidad por las avenidas. Los semaforos casi obligan a correr, los grupos de jovenes militares exiben, orgullosos, sus gorraso uniformes, el mercadona ruso o diksi y el metro/museo. Y como no, el sabor del borch (sopa de col), los katliete (o bolitas de carne), los blinie, etc....

Y finalmente el tren de noche hacia Moscu. las primeras horas de espera en la estacion, el pasaporte en mano, el billete indescifrable, el numero de wagon equivocado hasta llegar al bueno y el jefe de wagon controlando en la puerta. Dentro, temperatura deliciosa, camarotes acogedores, unas cuantas lineas en el diario y el ronrroneo agradable y soporifero del tren sobre las vias. Por la manana, musica muy suave de fondo y el encargado de wagon sirve el te por 20 roublos. Por la ventana, los primeros trazos de la megacapital, edificios industriales, el cielo gris como siempre y 10 millones de personas sumergidas en su dia a dia...

No hay comentarios:

Publicar un comentario