jueves, 3 de diciembre de 2009

5- Ekaterimburgo, a las puertas de Siberia
































30 de noviembre, temperatura 2 grados, primeras nieves a la vista.

Esta noche hemos cruzado los montes Urales y dejado atras Europa. A pocos kilometros de la ciudad, un monumento de piedra abre las puertas de Asia. En las 11 horas que ha durado el viaje, el tren ha atravesado 2 husos horarios y se ha desplazado 10 grados hacia el este. Ahora hay 4 horas de desfase horario con Espana.

Al bajar del tren, un cartel con mi nombre me da la bienvenida. Sacha, de madre Koreana y padre ruso, es amiga, de unos amigos de unos conocidos de Moscu. Junto con su companera de clase Ania, han aceptado acogerme en su piso. Nada mas llegar, me esperan una ducha caliente y un plato a rebosar de Pelmenie, los raviolis rusos. Durante los 3 dias que decido quedarme en esta ciudad, ambas se ocupan de mi empleo del tiempo desde la manana a la noche.

Ekaterimburgo es una ciudad industrial, me explican. Se fundo alrededor de una pequena fabrica, en 1723 y desde entonces su importante produccion de metales pesados la ha convertido en la cuarta ciudad del pais, con 1.3 millones de habitantes.

La ciudad me resulta bastante mas acogedora que Kazan. A primera vista, unas cuantas avenidas grandes y bulliciosas, y a lo lejos, detras del amplio rio congelado, se dibuja lentamente un panorama de rascacielos, Ekaterimburg City.

Mientras paseamos, mis nuevas amigas, estudiantes de arquitectura, me van mostrando los tesoros de la epoca constructivista. Edificios de los anos 20 y 30, de grandes ventanales y plantas cuya forma evocan un tractor o la oz el martillo rememoran los principios de la epoca post-revolucionaria, proclamando el arte al servicio de la revolucion, las viviendas sociales y la belleza de la maquina. El resto de edificios de la ciudad son de estilo Estalin-imperial, una fusion de elementos clasicos y de la austeridad sovietica, estilo que sustituyo al constructivsmo.

Algo mas tarde, nos acercamos a su facultad, me presentan a companeros de clase y comemos en la cafeteria. La comida de las cafeterias universitarias es igual en todas partes, algo sosa pero muy barata!

Se acaba de estrenar un festival de cine internacional, el "Kinoprova" y despues de los paseos dedicamos las 3 veladas a empaparnos de cortometrajes y peliculas. Aprovecho para cerrar el ojo en aquellas mas aburridas o en las que el guion (en idioma local) es muy extenso.

Por la noche, Sacha y Ania me acompanan en el ritual del vodka, limon y pepinillos. Charlamos largo y tendido sobre todo o nada, y a pesar de algunas divergencias, tenemos muy buena conexion. Al amanecer, caemos rendidos al sobre.

Hasta que llega la hora de comprar los billetes al siguiente destino, la ciudad de Omsk. Me regalan un libro de un famoso poeta ruso y me preparan unos bocadillos para el tren, toda una leccion de hospitalidad. Las invito a Espana para cuando puedan y me despido carinosamente. Me han dejado el liston muy alto para el dia en el que me toque acogerlas.

La ciudad por su parte no tiene ningun desperdicio. Siempre que pueda hare buena publicidad de ella. Welcome to Ekaterimburg, la ciudad de las dos Catalinas...

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